6s&am nº1: 'The Last of Us' es al fin para todos
Los últimos de nosotros. Los últimos que quedan. Lo traduzcamos como lo traduzcamos, al fin seremos muchos más. El juego trasciende al fin la esfera de las consolas para llegar a HBO Max. Bravo.
No voy a mentir. Llevo mucho tiempo tratando de decidir cuál es el mejor sitio para soltar todo lo que llevo dentro acerca de 'The Last of Us', y al final he decidido que, al menos una parte, va a salir de mí a través de este nuevo 'Six Seasons and a Movie' que se me ha ocurrido para poder hablar aquí de series. Y un poquito de refilón, aunque sea de refilón, de videojuegaos. La culpa es de la campaña para resucitar 'Community'. Que ha tenido éxito, por cierto. Bravo.
Así que, que den comienzo los juegos de cosas con capítulos y temporadas. BIenvenidos a ‘6s&am’.
Ni siquiera sé por dónde empezar a hablar de 'The Last of Us' porque, por encima de todo lo demás, se trata de un juego que me llega a lo más hondo del corazón. Nacido en 2013 para la PlayStation 3, lo he ido jugando de forma regular desde entonces hasta haberlo completado, quizá por sexta o séptima vez, con el último remake para la PlayStation 5. No voy a mentir, es el juego de mi vida. Se lo digo a todo el que me da la oportunidad. Para algunas cosas sí que soy bastante proselitista. Joel y Ellie me obligan a ello.
Es difícil describir con palabras qué nivel de obra maestra crearon desde Naughty Dog cuando se alejaron un poco de la historia de Nathan Drake para plasmar un mundo postapocalíptico en el que los zombies, como suele ocurrir, son lo de menos. Porque toda novela de zombies no va sobre zombies, va sobre la raza humana. Eso también pasa en 'The Last of Us'. La cuasi-extinción de la raza humana a manos del hongo cordyceps es sólo el fondo, el contexto, para ver qué rastreros somos los humanos cuando nuestra supervivencia corre peligro.
Estación tras estación, que es como Naughty Dog decidió partir el juego en capítulos reconocibles, vamos adentrándonos en una historia desgarradora en muchos sentidos. Un viaje de dos seres humanos desesperados, cada uno a su manera, que encuentran puntos en común para quererse, y que se apoyan el uno en el otro para construir algo más grande. Y lo mejor es que la cosa no es únicamente de Ellie o de Joel. O de Tess. O de Marlene. El mundo de 'The Last of Us' es mucho más rico y hay otros personajes magníficos, todos ellos perfectamente dibujados, que lo engrandecen aún más. Y esa banda sonora. Madre mía, Santaolalla, la que liaste y sigues liando.
Por eso, cuando HBO anunció que se venía una adaptación a serie no pude sino emocionarme y aterrorizarme a partes iguales. Iban a adaptar el juego de mi vida, y eso suponía que podíamos tener resultados de todos los colores. Con el tiempo, mis nervios se fueron relajando, claro está. El creador y director del videojuego se ponía al mando de una producción ejecutiva bicéfala en la que la otra cabeza era Craig Mazin. El que creó el videojuego junto al responsable de la existencia de Chernobyl. Y todo ello a bordo de la cadena o plataforma, HBO, que posiblemente más calidad sea capaz de imprimir a sus productos a día de hoy. Y desde hace décadas.
Con todo y con eso, he tenido que esperar a ver con mis propios ojos el primer capítulo de la serie. Una hora y veinte viendo cómo la traslación del videojuego a la pantalla ha sido casi perfecta, o quizá mejor. Porque en el juego se omiten determinados aspectos para no hacer más densas sus ya de por sí geniales cinemáticas. Aquí Druckmann y Mazin se toman su tiempo. Clonan lo que hace falta clonar, ensanchan lo que hace falta ensanchar y cambian cuando toca. El resultado es que durante hora y veinte asistes a algo que no creías posible. Ves el juego crecer y hacerse aún mejor. Al menos, eso sí, en este primer capítulo.
Junto a mi querida esposa observábamos la pantalla con emoción, reconociendo cada escena sacada tal cual del videojuego, comentando cada cambio y comprendiendo, aún mejor, distintos trasfondos de la historia gracias al guión ampliado que presenta la serie. Y todo eso sumado a una dirección artística fantástica, con planos magníficamente realizados y con un nivel de similitud con respecto al videojuego que en muchos casos asusta. Y todo ello siendo capaz de crear situaciones de tensión, como no podía ser de otra manera en una serie sobre zombies.
Sigo nervioso, y lo seguiré estando durante mucho tiempo. El juego de mi vida está ahora en forma de serie. Seguiré jugándolo y volveré a verla. Es posible que, tal y como hago con otras que ya iré trayendo aquí, de forma casi obsesiva. Pero lo que más me alegra es que, por fin, 'The Last of Us' podrá ser disfrutado por una mayoría de habitantes de este planeta. Esto ya no va de jugar a una consola, o de jugar en un PC. Las series lo trascienden todo, y ahora todos podrán viajar junto a Joel y Ellie como lo hice yo en 2013. Como lo he hecho desde entonces.
Todo hace pensar que 'The Last of Us' está tan cuidada, tan mimada, y que está hecha con tanto respeto, profesionalidad y buen hacer que el producto final resultará no ya en una gran adaptación, sino en una gran serie por si misma. Da igual que sea la mejor, la segunda mejor o el puesto en el que quiera quedarse. A mí me vale con que sea magnífica. Quizá porque quiero que así sea. Porque me gustaría que todos puedan hacer el viaje que yo hice en su momento. Ojalá. Así que ahí la tenéis, en HBO Max. Un capítulo por semana hasta completar los nueve que formarán la temporada. En teoría la única. Veremos qué pasa.
Y mientras hacéis ese viaje, si decidís hacerlo, disfrutad. 'The Last of Us' es uno de los mejores juegos que ha parido la industria desde su nacimiento. Ojalá la serie deje una huella del mismo calibre.
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